lunes, 27 de agosto de 2007

UN AÑO DE LA CABEZA /THE HEAD

Frente a nosotros se levanta la cabeza. Es grande, cerca de diez metros. No tiene boca ni ojos, pero es una fuerte presencia. El público está sentado a su alrededor, en una especie de chill-out al aire libre.
Una boca se proyecta en la cara, debajo de la nariz. Es una vídeo-proyección de unos labios que nos cuentan algo personal, triste o divertido, absurdo tal vez.
La gran cabeza nos habla. Y la escuchamos. Y nos reímos o lloramos.
La boca es de alguien anónimo que ha entrado en una cabina cercana, una especie de fotomatón que registra sólo los labios o los ojos de la persona que libera su fantasía, preservando hasta cierto punto su anonimato. Es un momento de catarsis, una liberación en ese confesionario conectado con la gran cabeza, comunicando con la gente que vive la noche bajo las estrellas, y que comparte la experiencia a su modo.
Todos somos maestros; todos somos discípulos.
Todos podemos hablar, todos vamos a escuchar
Todo cambia, nada permanece.
Como la noche, como el agua que lleva el río, como tus miedos, como sus mentiras, como tus deseos…
Con la luz del día llega la liberación, la purificación. Por los aires se irán tus secretos, tus recuerdos malos o buenos, cualquier pensamiento que te impida estar de manera total viviendo tu presente.

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